He de saludar la denuncia que el profesor Miguel de la Guardia hizo en Levante-EMV el pasado 27 de enero bajo el título «Currícula en metálico». Advertía sobre procedimientos que es muy dudoso que beneficien el desarrollo de la investigación y presentaba la otra cara de la realidad relacionada con las publicaciones periódicas que se ofertan en abierto. Esas publicaciones periódicas tienen un coste y, por tanto, sí que requieren que quien ha realizado la investigación y escrito el artículo pague para que se publique. Normalmente, sobre quien recae el coste de la edición es sobre el mismo organismo público que financia la investigación, cuyo presupuesto siempre incluye una partida para edición.
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Guillermo Quintás es autor del libro Los entornos de la edición.
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