Original en catalán en el Blog de l’Escola de Llibreria.
Nodier, Charles. El amante de los libros. Trad., Alicia Herrero Ansola. Madrid: Trama, 2015. 69 p. (Largo recorrido). ISBN 978-84-943800-1-3. 12 €.
Novelista, poeta, lingüista, historiador, académico, bibliotecario y bibliófilo, Charles Nodier (Besançon, 1780 – Paris, 1844) fue esencialmente un hombre de letras que dejó una obra publicada de géneros y temas muy diversos. Actualmente, sin embargo, se le reconoce por la influencia que tuvo en la conformación del Romanticismo francés a partir del salón literario que reunió en la Biblioteca del Arsenal, donde Nodier era el director. A este ‘Cenáculo’ asistieron, entre otros, Victor Hugo, Alejandro Dumas y Félix Arvers.
Nodier fue un hombre intelectualmente inquieto que vivió en tiempos convulsos y siempre rodeado de libros. Desde los 18 años, cuando consiguió su primer trabajo de bibliotecario en l’École centrale du Doubs, hasta su muerte, como director de la Biblioteca de l’Arsenal; sus ocupaciones profesionales alternaron a lo largo de su vida entre la edición, la prensa, la escritura y la biblioteconomía (durante el Imperio, y mientras duró la ocupación de las provincias Ilirias, fue el director de la biblioteca municipal de Liubliana).
Con El amante de los libros Trama Editorial ha querido rescatar ahora la figura del Nodier más bibliófilo con la publicación de dos breves obras incluidas en el volumen: «El bibliómano» y «El amigo de los libros».
La primera es una descripción satírica de los enfermos atacados por la «monomanía del tafilete o tifus del Bibliomanía», que se preocupan más por el continente que por el contenido, que prefieren la cantidad por encima de la calidad; como ejemplo a contrario, el ridiculizado protagonista de la historieta muere cuando se da cuenta que su edición de Virgilio del XVIII tiene un tercio de línea menos que la que posee otro coleccionista.
La segunda es una alabanza a la bibliofilia como actitud moral: «El bibliófilo es un hombre dotado de cierto ingenio y gusto, que goza con las obras fruto del talento, la imaginación y el sentimiento. Aprecia esa muda conversación de las mentes superiores que no requiere reciprocidad, que uno inicia cuando quiere, abandona sin descortesía y reanuda sin riesgo de ser inoportuno. Y del amor por ese autor ausente, que recupera el lenguaje merced al artificio de la escritura, ha pasado sin darse cuenta al amor por el símbolo material que lo representa.»
Y sigue con esta voluntad de mostrar la gran diferencia que existe entre dos personas aparentemente apasionadas por los libros, pero de manera totalmente divergente: «El bibliófilo sabe elegir los libros; el bibliómano los amontona. El bibliófilo añade un libro a otro tras someterlo a todas las indagaciones de los sentidos y la inteligencia; el bibliómano apila los libros sin mirarlos siquiera. El bibliófilo aprecia el libro; el bibliómano lo pesa o lo mide. El bibliófilo procede con lupa; el bibliómano, con vara. Sé de unos cuantos que miden la expansión de su biblioteca en metros cuadrados.»
A modo de introducción, los editores han incluido también unos fragmentos de la obra de Alejandro Dumas, La mujer del collar de terciopelo (La femme au collier de velours, 1850), concretamente de su primer capítulo: «L’Arsenal». Dumas describe al Nodier bibliófilo, erudito y humilde director de la biblioteca, y cuenta la anécdota de como Nodier, ya mayor y cercano a su muerte, le hace entrega del argumento de la novela La mujer del collar de terciopelo para que sea el propio Dumas quien se encargue de escribirla.
Quizá convenga recordar que la Biblioteca de l’Arsenal se creó en el siglo XVIII como una biblioteca particular enciclopédica y de bibliofilia; a final de aquel siglo el conde de Artois, hermano de Luis XVI, y futuro Carlos X, la comprará y la convertirá en biblioteca pública. L’Arsenal es hoy un departamento de la Biblioteca Nacional de Francia, contiene un fondo histórico de primer orden y está especializada en literatura e historia francesa y en bibliofilia, el mundo del libro y las bibliotecas.
Como valoración general, El amante de los libros es una obrita de lectura agradable que ayuda a la recuperación del Charles Nodier bibliófilo, pero sobre todo a reflexionar sobre las relaciones que se tienen con los libros, positivas y negativas; también sirve para conocer una época dorada para la bibliofilia, la que siguió a la Revolución Francesa, donde la expropiación o venta de grandes y pequeñas bibliotecas eclesiásticas y nobiliarias pusieron a disposición de los amantes de los libros el fruto de una acumulación secular.
No quisiéramos dejar de comentar, aunque sea brevemente, la elegancia sencilla de la edición y la excelente traducción de los textos al castellano por parte de Alicia Herrero Ansola. Es esta una versión precisa, actualizada y bien resuelta, sin caer en el anacronismo ramplón.
En definitiva, un agradable rato de lectura a cambio de un precio de cubierta más que razonable.
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