Ana Garralón. Un estado de ánimo | Trama Editorial

Ana Garralón. Un estado de ánimo


Me llamo Ana Garralón
Y en el sector del libro o como mero lector se me conoce como: en las ferias me gritan “¡Anatarambana!”; cuando voy a México me dicen “maestra”; los que no corrigen a su corrector de Word me dicen “Ana Garrafón” y los de hacienda, que también son del sector libros, son los únicos que saben mi nombre completo.
Me gusta leer porque ¡todavía no lo sé! Y mira que ya son años leyendo…
Cuando tenía doce años quería ser antropóloga. Tal vez leer es una manera de serlo.
Hoy soy lo que he sido siempre: librera y especialista en libros infantiles, a veces más de una cosa que de la otra.
Cuando me toca contarle a un extraño en una boda por qué me gusta leer o ando entre libros¡a mí no me invitan a bodas! ¿por qué será?
Sin embargo, en realidad mi día a día es más bien así: Trabajo ocho horas diarias en una librería (que a veces son nueve o diez), y en el tiempo “libre” actualizo mi blog, escribo los artículos y las cosas de literatura infantil, viajo para dar conferencias o a ferias. Obviamente tengo un novio que me quiere mucho.
Lo más raro que me ha sucedido nunca creo que mi vida es, en general, rara, no sabría precisar por qué, es un estado de ánimo, sin embargo, muy delicioso de experimentar. Por ejemplo, no tener televisión y cosas así.
Y lo peor la incurable enfermedad de alguien muy cercano que todavía la padece
Aún más, si te dedicas a lo mío la gente no dejará de tocarte las narices con trabajar gratis por una buena causa mientras los demás cobran puntualmente
He perdido el entusiasmo por lo que hago solo una vez: regresaba de Alemania y el panorama de libros infantiles estaba muy decaído, así que me concentré en el trabajo de librera. Duró unos cuatro años.
Sin embargo, lo mejor de mi trabajo, sin duda, es ¡todo! Saber del mundo del libro desde sus cuestiones comerciales y también desde los aspectos de la edición, la creación y la promoción. Me gusta conocer todas las caras. También viajar a América Latina que, como diría el bolero (y si no, lo digo yo ahora) “me ha dado tanto”.
El mejor día que recuerdo en el trabajo fue cuando Recuerdo dos. Uno cuando recién comenzado mi trabajo en una librería en Alemania (donde viví doce años), que importaba libros de América Latina y España, me alquilaron un coche y me mandaron a Andorra a comprar libros. El otro es cuando tuve en mis manos el primer libro que publiqué: Historia portátil de la literatura infantil.
Cuando quiero tomarme un descanso ¿Descansar? ¿Qué es eso? Bueno, sí, duermo cada día.
Así es como veo el futuro de mi profesión. El de librera, no lo sé, pero más por motivos personales. El del libro infantil, un día estuve con un gran comercial de productos infantiles: me convenció de que, si cada día nace un niño, el sector no corre peligro.
Eso sí, si un día logro jubilarme ¿Jubilarme? ¿Qué es eso? Espero no lograrlo.
El último libro que he leído ha sido Bueno, mejor en plural. Y por partes. Los de este mes, por placer: Bajo el cielo de Greene Harbor, de Nick Dybek (un libro que cuando piensas que ya tienes la historia controlada da una vuelta de tuerca de lo más interesante), Ladrillerosy El viento que arrasa  de la argentina Selma Almada (menos novedosos de lo que me esperaba)
Para trabajo suelo simultanear pues leo en varios sitios (sí, ahí también). Este mes, el último número de la revista especializada The Horn Book Magazine(¿valen revistas?) entonces también el último de Fuera de Margen. Para un artículo que estoy preparando, tomo notas de El beso de Judas de Joan Fontcuberta y tengo casi todo subrayado de Cuando las imágenes tocan lo real de Georges Didi-Huberman. En el trayecto del metro estoy disfrutando muchísimo Lo que cuentan las imágenes de E.H. Gombrich y de vez en cuando le doy un empujón a L´enfant et ses cultures de Sylvine Octobre. ¡ah! Y leí un trozo de Informe del interior de Paul Auster buscando sus recuerdos como lector para la serie de animación a la lectura que tengo en el blog.
Los de infantil no los pongo para no abrumar.
Y los conseguí en… bueno, trabajo en una librería no es muy difícil de adivinar. Otros vienen por suscripción y de librerías de Francia (ejem, sí, lo confieso, vino de Amazon)
Y el primero que recuerdo que leí fue … ¿por qué siempre se pregunta esto? ¿Será porque me da rabia no acordarme?
En mi mesilla tengo ahora para leer ahora estoy a medias con Visión desde el fondo del mar de Rafael Argullol, impresionante, casi mejor que una novela. Y picoteo Viaje a pie de Joseph Pla (Pla, siempre). En el e-reader tengo un ensayo sobre promoción en Facebook  fb fictionde Amy Harrop y Debbie Drun, y me muero de ganas de meterle mano (está bien para el ambiente “mesilla”) a El coleccionista apasionado de Philip Blom, ¡pero mantiene el lomo bien prieto bajo Argullol!
Me gustaría añadir muchas gracias por invitarme a estas preguntas. Hasta que me expulsaron del cole, fui educada en las monjas, así que de primeras digo NO por inercia educativa pero, como dicen los mexicanos “siempre si”, y bien que lo disfruto.
Mis enlaces
https://www.facebook.com/ana.garralon  (se nota que leo sobre marketing en fb ¿no?)
Nota del editor.
Nos hemos permitido la licencia de incluir aquí al final una segunda foto de Ana con su nuevo ‘look’.
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