Algo escribió Luis Eduardo Aute en el prólogo de Cuentos chinos sobre «la irregularidad caótica justificada por el contenido» de mis cuentos. Yo agregaría que el caos, entendido como algo que sucede para desarmar el orden que uno se empeña, inútilmente, en conseguir, se extiende al resto de mi vida.
Les cuento esto, porque nunca se me habría ocurrido imaginar que la presentación «mundial» de mi último libro sería en Bilbao, ciudad muy especial para mí, y a la que regreso después de unos cuantos años, uno más otro menos. De hecho, por aquella época, nada más lejos que pensar en escribir un libro. Mucho menos cuatro. Esa primera vez, como siempre que he cambiado de país, ciudad, continente, fue por un amor. ¿Por qué sí no?
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