Hace ya cuatro largos años que me dedico a la producción de libros electrónicos, como mucha gente. He eBook en España coincidieron con un momento de inestabilidad en los formatos, de indefinición de las tecnologías usadas y la promesa de nuevas versiones muy próximas. Eso ya pasó y tanto el HTML como el CSS, con sus versiones nuevecitas, sus recomendaciones y manuales de buenas prácticas, se estabilizaron y desde hace unos dos años tenemos muchos recursos accesibles fácilmente. Pero ni siquiera así la calidad técnica media de los libros electrónicos logró subir.
intentado siempre mejorar, investigar, probar, etc. en este campo. Los inicios de la locura del
Muchos editores ya se empiezan a dar cuenta, piden consejo técnico a los pocos que nos podemos permitir el lujo de dar lecciones sobre estos temas, aunque nadie nos escuche, aunque perdamos clientes (a pocos les gusta que les digan que su producto es una chapuza) y aunque se nos estigmatice en el sector. Aún quedan editores (y muchos se dan cuenta poco a poco) que se preocupan por la calidad de su producto, y que huyen de los discursos predominantes tecnofílicos sobre la edición y, en concreto, sobre la edición digital.
Me sorprendió hace poco más de un año que por primera vez una editorial me pidiera un informe técnico sobre la calidad de los libros electrónicos. Esa editorial intuía que algo mal hecho tenían esos libros electrónicos que estaba poniendo a la venta. Las limitaciones técnicas a las que sus proveedores achacaban errores de bulto le parecían excusas, pero no podía defenderse (su proveedor venía recomendado por grandes nombres de la edición, y de la edición digital. Esos mismos que descargan toda la responsabilidad del editor en eso «del libro electrónico» a empresas y consultoras digitales y animan a buscar empresas, si son modernas y tecnológicas mejor, a las que «asociarse» para explotar el libro electrónico sin preocuparse. «Editores, preocuparos del contenido, que del producto ya se encargarán otros…» dicen los que no saben que más decir). A ese informe técnico de casi 30 páginas de un solo ePub le siguieron otros de clientes que no tenían contacto entre ellos ni sugestión por mi parte o de un tercero para contratar ese servicio. Todos buscaban las razones para poder justificar sus impresiones y así justificar a sus superiores (de hecho esta era la razón principal) un cambio de proveedor. En mi descargo quiero decir que a casi ninguno de esos clientes les producimos libros electrónicos, únicamente los asesoramos técnicamente. Aprovecho para ofrecerme a cualquier editor que quiera comprobar la calidad técnica de sus ediciones digitales (que tengo que comer, también…).