El silencio no es nunca el vacío, sino la respiración entre las palabras, el repliegue momentáneo que permite el fluir de los significados, el intercambio de miradas y emociones, el sopesar ya sea de las frases que se amontonan en los labios o el eco de su recepción, es el tacto que cede el uso de la palabra mediante una ligera inflexión de la voz, aprovechada de inmediato por el que espera el momento favorable. David Le Breton –
¿Qué tienen en común la lectura y la escucha? ¿Cómo se liga aquella con la palabra pronunciada, esa que toma cuerpo en una voz, ya sea la propia o la de los otros?
Con estas preguntas comienza el libro del que quiero hablarles, pero antes de ponerme con ello, recojo un par de cuestiones más que plantea su autora, y que tienen mucho que ver con las anteriores:
¿Dónde se encuentra la lectura con esa palabra que no se dice pero se manifiesta a través de la mirada, los gestos, el cuerpo…? ¿Cuáles son esos otros códigos expresivos que establecemos para transitar los puentes entre lector y el texto en una doble dirección, y también entre los propios lectores?
Oír entre líneas, así se llama la obra de Cecilia Bajour, recoge un brazado (porque acoge) de escritos, fruto de conferencias impartidas por la autora en su país y en otros de la América Latina, con el objetivo de acercarse y cuestionar: ciertas zonas de las prácticas de lectura tales como la conversación literaria, la selección de textos, la cuestión del canon, la relación entre enseñanza y promoción, y el lugar simbólico y real de las bibliotecas en las escuelas.
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