Este texto recoge la intervención de Sophie Nöel durante las jornadas de estudio en torno a la edición independiente, organizadas en el Centro Cultural Gabriela Mistral de Santiago de Chile, en abril de 2012, y continuadas en el Instituto Cervantes de París, en octubre de 2012.
El presente artículo abordará un sector específico de la edición independiente en Francia, a saber, los editores de “crítica social” o, en un sentido más amplio, de ensayo en ciencias sociales, que surgieron a fines de los años ochenta en el momento de la intensificación de la crítica al neoliberalismo y a la globalización.
Estas editoriales se definen bajo una identidad política globalmente de izquierda o “comprometida”, que aparece como una ruptura o renovación, en un momento donde el campo editorial francés había, de cierta manera, abandonado los debates políticos e intelectuales que caracterizaron los años sesenta y setenta. Designaremos a estas editoriales, para no caer en una mera simplificación, como “críticas”, ya que es interesante estudiar en qué medida estas encarnan una definición particular de la independencia, donde coinciden concepciones económicas e intelectuales pero también políticas, que las posicionan frente a ciertas derivas asociadas a la evolución del campo de la cultura en general. A este respecto, nos referimos a la defensa de la diversidad contra la “estandarización de la producción”, al rechazo de someterse a lógicas puramente “mercantiles” en nombre de la autonomía de la producción intelectual, y a la voluntad de concebir los libros como armas particularmente poderosas en la lucha por las ideas. Las editoriales estudiadas permiten observar de manera muy concreta cómo se movilizan actualmente ciertas temáticas (la independencia, el pluralismo), a menudo imprecisas y mal definidas, que son objeto de fuertes “luchas de definición” entre los diferentes actores de la cadena del libro, particularmente en el campo de la “producción restringida”[1]. Ellas ilustran de manera ejemplar las ambigüedades del término “independiente” (Robin, 2008) que es objeto de apropiaciones que compiten entre sí.
En esta dirección, primeramente vamos a resituar a estas pequeñas editoriales en el campo editorial francés antes de plantearnos la pregunta de cuáles son los factores que permiten explicar su existencia en un contexto económico difícil –pero al mismo tiempo muy favorable si se le compara, por ejemplo, con aquel en el que se inscriben los editores chilenos–, como ha sido expuesto a lo largo de las dos jornadas de este Coloquio. Nuestro interés consiste en examinar en qué medida estas estructuras logran jugar en los intersticios del sistema para crearse una posición relativamente duradera, así como explicar cuáles son los límites con los que estas mismas se encuentran.
[1]Pierre Bourdieu establece, al interior del campo cultural, una distinción entre un polo de producción restringida y otro de la gran producción. El primero produce bienes simbólicos, en un ciclo productivo lento, que están destinados a un público reducido y son objeto de una evaluación entre los pares. El segundo produce bienes destinados a un consumo rápido e indiferenciado (estandarizado), cuya principal instancia de evaluación es el mercado (Bourdieu, 1992).