El editor es, evidentemente, un eje central en el proceso de edición, un verdadero “man in the middle” y las mutaciones en su rol nos indican como la cadena de valor del libro se está transformando en red de valor a causa de la disrupción digital.
En este post tomaré como base para mis reflexiones el libro “La máquina de contenido” de M. Bhaskar. Estamos ante un texto interesante, diferente. Será nuestro libro del mes a partir del día 1 de diciembre por lo que no me extenderé aquí en su análisis.
Únicamente vamos a trabajar a partir de este escrito dos figuras-fuerza: el editor-filtrador y el editor-amplificador. La tesis de Bhaskar es sencilla en su formalación pero de una utilidad notable: si entendemos qué es realmente editar, si definimos “la idea platónica de edición” más allá de épocas y formatos, podremos desprendernos de lo accesorio y reinventarnospara ser editores en un siglo XXI cibernético.
En opinión del autor de “La máquina de contenido” existen dos formas clave de aportar valor por parte del editor: estamos ante un profesional que filtra y selecciona y, llevada a cabo esta tarea, amplifica aquello que ha superado la barrera pasando a formar parte de su catálogo.
Cegados por un bosque de libros de papel que da muestras de agotamiento, no podemos observar estas dos características “puras” del editor, que van más allá de cualquier época y formato. Aproximémonos a ellas para poder otear el horizonte futuro desde una mejor perspectiva.
a)Filtrado: el editor colador
El editor es ante todo alguien que dice NO (este tema está muy bien tratado en “Éxito. Un libro sobre el rechazo editorial, editado por Trama). En la era de los primeros manuscritos gutenberianos el proceso de descarte-selección de material publicable se efectuaba de forma muy distinta a la actual.
Seguir leyendo en Libros de ensayo.
Si quieres estar al día de nuestras actividades, colecciones, propuestas, cursos, ofertas, date de alta en nuestro boletín semanal.