Tenía que ser un mítico bibliófilo francés de finales del siglo XIX el que escribiera un volumen de cuentos dedicados a los bibliófilos, entre los que destaca el que da nombre a la edición española, «El fin de los libros«, muy bien editado por Trama Editorial. En este divertidísimo volumen que hará las delicias de todos los que amamos a los libros hay incluso una profecía libresca que a los ciento veinte años de ser publicada merece nuestra atención. El buen Octave –que ha debido reencarnarse en el ínclito Octavio Serret, que impera en el mundo letraherido de Aragón y se expande por la vecina Cataluña– aseguraba que el objeto libro tiene «sus días contados» y que «a no tardar» será sustituido por «artefactos mecánicos» (sic) que ayudarán a los lectores en la mastodóntica tarea de leer.
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