Emiliano Molina. Un estado de ánimo | Trama Editorial

Emiliano Molina. Un estado de ánimo

Emiliano


Me llamo: Emiliano Molina.
Y en el sector del libro o como mero lector se me conoce como: no creo que me conozca mucha gente en el sector del libro, la verdad. Dado que me dedico a la parte «silenciosa» de la edición, que es la composición, como mucho es posible que me consideren un friki.
Me gusta leer porque: es la mejor manera que conozco de comprender el mundo, de acercarme a otras culturas, a otras sociedades y a otras formas de entender la realidad.
Cuando tenía doce años quería ser: periodista.
Hoy soy: diseñador editorial. Que suena mejor de lo que en realidad es…
Cuando me toca contarle a un extraño en una boda por qué me gusta leer o ando entre libros le digo que: no suelo decir nada. Los que «andamos entre libros» solemos tener puntos en común, pero no sucede igual con los que no comparten esa pasión. Suelo acabar hablando del tiempo.
Sin embargo, en realidad mi día a día es más bien así: quemarme las pupilas componiendo textos; corregir galeradas; buscar inspiración para diseñar cubiertas; elegir entre cientos de tipografías aquella que mejor se adapte a un determinado libro… Todo muy excitante, desde luego.
Lo más raro que me ha sucedido nunca fue cuando: una señora me llamó para preguntarme, ya que yo era «informático», si podía «editar en formato jpg» sus memorias.
Y lo peor: las despedidas.
Aún más, si te dedicas a lo mío la gente no dejará de tocarte las narices con: dado que esta profesión se basa en criterios estéticos (por tanto, subjetivos), las discrepancias suelen producirse por diferencias de valoración, pero nunca son cuestiones importantes. Para tocarme las narices hay que recurrir a otros temas.
He perdido el entusiasmo por lo que hago cuando: no lo he perdido. De hecho, cada día me siento más ilusionado por mi trabajo.
Sin embargo, lo mejor de mi trabajo, sin duda, es: la posibilidad (y necesidad) de aprender cosas nuevas, de aprender del trabajo de otros y enriquecer así el tuyo. Y, por supuesto, de ver un libro que has hecho con todo el cariño en el escaparate de alguna librería (también en las virtuales).
El mejor día que recuerdo en el trabajo fue cuando: me contactaron para encargarme del lanzamiento de una colección. Que confiaran en mi criterio para diseñar una serie de libros desde cero fue todo un honor.
Cuando quiero tomarme un descanso me dedico a: pasear.
Así es como veo el futuro de mi profesión: cada vez necesitaremos más competencias tecnológicas, sin duda. No obstante, creo que el criterio estético es insustituible y, por tanto, seguirá siendo necesario contar con profesionales que puedan tratar el libro (físico y digital) como la obra de arte en miniatura que puede llegar a ser.
Eso sí, si un día logro jubilarme querré pasar el tiempo que me queda: leyendo todo lo que no he pedido leer antes, que es mucho.
El último libro que he leído ha sido: Los Jardines de la Disidencia, de Jonathan Lethem.
Y lo conseguí en: tengo la fortuna de que algunos libros lleguen a mí, en lugar de yo a ellos…
Y el primero que recuerdo que leí fue: Historias de Ninguno, un libro infantil de la colección Barco de Vapor.
En mi mesilla tengo ahora para leer: docenas de libros. Los ensayos completos de George Orwell (Debate); Nido de nobles, de Turguénev (Alba); Livia, de Lawrence Durrel (Edhasa); La estrategia del malestar, de José Mª Ridao (Tusquets); La soledad del corredor de fondo, de Allan Sillitoe (Impedimenta)… Tengo lecturas para rato.
Me gustaría añadir que: nunca pensé que pudiera aparecer en esta sección, así que confieso que ha sido una satisfacción responder a estas preguntas.

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