Esconderse. Fingir. Sortear prohibiciones. Desconcertar al público. Usar una voz distinta. Cambiar de identidad. Ser otro.
Son muchos y diversos los motivos que llevan a escribir bajo seudónimo. Históricamente, el seudónimo ha sido el disfraz idóneo para sortear la censura, o la desaprobación social. Mujeres que adoptaban un nombre masculino para presentarse ante el mundo y que sus obras fuesen tenidas en cuenta, como las dos «George», George Eliot y George Sand, en la vida real respectivamente Mary Ann Evans y Aurore Dupin (o Dudevant, según optemos por su nombre de soltera o de casada: en países como Francia o Inglaterra, donde las mujeres pierden su apellido al casarse para adoptar el del esposo, tal vez el seudónimo era simplemente un cambio de identidad más). O, mas tímidamente, se escondían bajo el genérico «a Lady», como hizo Jane Austen al publicar su primera novela, Sense and Sensibility.
Este deseo de esquivar la mirada severa del público, de que no piensen mal de uno por haber escrito nada menos que ¡una novela! no es privativo, sin embargo, del sexo femenino. Walter Scott, cuando ya era conocido y alabado por sus compatriotas como poeta -la popularidad de su poema narrativo La dama del lago traspasó fronteras, hasta el punto de que Schubert puso música a algunos fragmentos; el célebre Ave María, tan socorrido en bodas y otros festejos, procede precisamente de esa obra, aunque la letra original no se ha mantenido…
Estará presente en la Feria del Libro de Madrid el viernes 9 de junio, a partir de las 18:30, en Librería Pasajes, caseta 143 y el sábado 10, a partir de las 12 en Trama Editorial, caseta 195.
Si quieres estar al día de las actividades, colecciones, propuestas, cursos, información destacada semanalmente del sector del libro y la cultura DATE DE ALTA en el Boletín semanal de Trama Editorial.¡NO TE ARREPENTIRÁS!
Si únicamente quieres recibir información de nuestras novedades. Lo puedes hacer aquí: acceder.