Si bien la introducción e influencia de las artes del libro francesas en las peninsulares puede muy bien remontarse a la segunda mitad siglo XVIII, es evidente que esa tendencia se intensifica con hechos como el establecimiento en Barcelona de la Fundación Neufville el siglo siguiente, la creación por Mariezcurrena del primer establecimiento dedicado al fotograbado en Barcelona (tras un aprendizaje en París con Guilllot) o las estancias más o menos prolongadas en Francia de ilustradores como Daniel Urrabieta Vierge (1851-1904), Louis Jou (Luis Felipe-Vicente Jou i Senabre, 1881-1968) o Josep Simont Guillén (1875-1968) o bien de tipógrafos impresores y diseñadores de tipos como Julià Grifé, José Mendoza y Almeida (n. 1926) y Enric Crous-Vidal (1908-1987).
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