Me llamo Javier Celaya.
Y en el sector del libro se me conoce como Dosdoce.com. Nunca pensé que mi personalidad llegaría a ser suplantada por una marca empresarial…
Me gusta leer porquetraslada mi mente a un lugar alejado del ruido mundano.
Cuando tenía doce años quería ser pianista, cantante, bailarín, actor de teatro…
Cuando me toca contarle a un extraño en una boda por qué me gusta leer o andar entre libros le digo queleer te permite vivir varias vidas a la vez…
Sin embargo, en realidad mi día a día es más bien así: Londres, Frankfurt, Nueva York, Sao Paulo, México, Milán, San Francisco…
Lo más raro que me ha sucedido nunca fue cuando choqué mi coche a los 16 años contra la limusina de Elisabeth Taylor… Ella ni se dignó a salir del coche, pero su chófer fue muy amable.
Y lo peor, que la Policía Militar llegue a tu casa para detenerte por prófugo. ¿Cómo continúa esta historia? La respuesta la dejo para cuando publique mis memorias…
Aún más, si te dedicas a lo mío algunas personas no dejarán de tocarte las narices concríticas insustanciales, pero lo siento por ellos: tengo una paciencia infinita…
Nunca he perdido el entusiasmo por lo que hago, ni en lo personal ni en lo profesional. Debe ser que tirar la toalla no forma parte de mi vida.
Lo mejor de mi trabajo es, sin duda, trabajar con personas inteligentes que me contagien su entusiasmo, con sus ideas o sus ganas de hacer cosas nuevas…
El mejor día que recuerdo en el trabajo fue cuando un cliente de la empresa donde trabajaba me contrató para incorporarme a su propia empresa. Fue toda una sorpresa que cambió mi vida profesional.
Cuando quiero tomarme un descanso me dedico a dar largos paseos con mi perro Max Gutenberg.
Así es como veo el futuro de mi profesión: adentrándose poco a poco en el trepidante mundo digital.
Eso sí, si un día logro jubilarme querré pasar el tiempo que me queda con mi marido dando la vuelta al mundo en un velero.
El último libro que he leído ha sido “Nos vemos allá arriba” de Pierre Lemaitre (Editorial Salamandra). Normalmente leo en pantallas, pero este libro lo leí en papel puesto que fue un regalo de mi madre.
En el colegio se empeñaban en que leyera cada día la Biblia, pero no lo consiguieron… Lo que sí devoré fueron los libros de la biblioteca de mis padres y de mis hermanos mayores. El primero que recuerdo leer con mucho entusiasmo fue “Miguel Strogoff” de Julio Verne.
En mi mesilla tengo ahora para leer una tableta llena de libros. Leo entre 25 y 30 libros al año de todo tipo de géneros, desde thrillers a novelas, pasando por ensayos, novela gráfica y libros de empresa.
Me gustaría añadir que no he mentido ni exagerado en ninguna de mis respuestas J