Me llamo… Joan Carles Girbés.
Me gusta leer porque… la lectura es una de las formas de la felicidad. Eso decía Borges, y lo compruebo con cada libro que me conmueve.
Cuando tenía doce años quería ser… administrativo. Tengo la peligrosa costumbre de leer todo lo que cae en mis manos. Un día vi en el TP(sí, el Teleprograma) el anuncio de un curso CCC y por alguna razón irracional aquello de “Administrativo” me sonó tan fuera de mi alcance que decidí que debía intentarlo. Y estudié Administrativo, sí. ¡Aunque no en CCC!
Hoy soy… editor. Tras mis escarceos administrativos, me licencié en periodismo, al tiempo que el mundo editorial se cruzaba en mi camino para siempre. Fue un flechazo, y sigo enamorado de ambos oficios, que vivo con renovada ilusión.
Cuando me toca contarle a un extraño en una boda por qué me gusta leer o ando entre libros le digo que… no, que los libros en papel no desaparecerán; que no conozco webs de descarga ilegal de ebooks gratis; y que sí, que se puede vivir de esto. Sobre todo si no buscas más riqueza que la interior…
Sin embargo, en realidad mi día a día es más bien así… abro un ojo y reviso Twitter. Abro el otro y actualizo Facebook. Con los pies ya en el suelo, me pongo a funcionar ideando nuevas formas de continuar activo en el mundo de la edición. Lo que el manual de la crisis moderna califica como “reinventarse”. Cada día, sin desfallecer. Y a veces, incluso funciona.
Lo más raro que me ha sucedido nunca fue cuando… recibí una llamada de una madre muy alterada por la cantidad de faltas de ortografía que había detectado en un libro y… bueno, recogí la anécdota en este artículo. Delirante y triste.
Y lo peor… Siempre guardo en el cajón del olvido los desencuentros y las puñaladas. Tal vez es un defecto, pero me siento mucho mejor en contacto con personas positivas y optimistas.
Aún más, si te dedicas a lo mío la gente no dejará de tocarte los huevos con… oye, y eso del libro electrónico… ¿de qué va?
He perdido el entusiasmo por lo que hago cuando… Nunca he perdido el compromiso con el oficio, ni la sonrisa ante la adversidad. De toda experiencia (incluso de las negativas) se obtiene una enseñanza valiosa para el futuro.
Sin embargo, lo mejor de mi trabajo, sin duda, es… el contacto directo con profesionales creativos. Me encanta trabajar con escritores e ilustradores a los que admiro, y tener el privilegio de contribuir a conectarlos con los lectores.
El mejor día que recuerdo en el trabajo fue cuando… ¡uf! Recuerdo muchísimos momentos extraordinarios. Fichar autores como Rushdie, McCourt, Pullman, Banville o los premios Nobel Pamuk y Müller fueron grandes hitos. Pero también, siempre, conversar con colegas editores. Y aquel placer intenso cuando un escritor te confía su original y descubres que tienes una joya entre las manos… ¡Eso nunca se olvida!
Cuando quiero tomarme un descanso me dedico a… hacer un poco de deporte. Demasiado poco, tal vez. ¡O es que no descanso lo suficiente!
Así es como veo el futuro de mi profesión… En una innovación continua que, paradójicamente, nos acercará cada vez más al pasado: solo con la vuelta al trato individualizado con el autor, al trabajo comprometido y conjunto desde la idea inicial hasta las manos del lector, este oficio artesanal basado en la confianza tendrá el sentido que siempre tuvo. Y el futuro que le deseamos.
Eso sí, si un día logro jubilarme querré pasar el tiempo que me queda… leyendo, conversando, compartiendo, aprendiendo lo mucho que me queda por aprender.
El último libro que he leído ha sido… Bestseller, de Alessandro Gallenzy, de Alba Editorial. “Una inteligente sátira sobre el mundo editorial”, reza un destacado en la portada. ¿Cómo resistirme a esa provocación?
Y lo conseguí en… la Fira del Llibre de València.
Y el primero que recuerdo que leí fue… No fue el primero, claro, pero uno que me marcó profundamente en la adolescencia fue La plaça del Diamant, de Mercè Rodoreda. No acostumbro a releer, pero con esta novela he hecho tres excepciones.
En mi mesilla tengo ahora para leer… unos cuantos originales, las últimas novedades de buenos amigos y Éxito, de Íñigo García Ureta.
Me gustaría añadir que… es un gran momento para generar complicidades profesionales que nos permitan no solo sobrevivir, sino (y sobre todo) avanzar e innovar en el mundo del libro.
¿Nos quieres hacer llegar el tuyo?