Juan Triviño. Un estado de ánimo | Trama Editorial

Juan Triviño. Un estado de ánimo

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Me llamo… Juan Triviño Guirado
Y en el sector del libro o como mero lector se me conoce como…  Mis amigos de toda la vida me llaman Juantri, una unión entre nombre y apellido que me puso un chaval cuando dirigía campamentos de adolescentes y jóvenes.
Otra variante de mi apellido, “Trivi”, es como me llamaban en el equipo de Rugby  y baloncesto en los que jugué en la universidad.
En el sector del libro no llevo tantos años (10) como para tener un alias, apodo o mote, y si lo tengo no han tenido a bien comunicarme cuál es.
Me gusta leer porque………..  
Me hace sentir bien. La verdad es que al acercarme a un libro soy capaz de abstraerme hasta tal punto que me transporto al universo que el autor-ra ha creado. Recuerdo que el primer libro que me regaló mi padre fue Tom Sawyer, de Marc Twain. En ese momento descubrí el placer de la lectura. Después llegaron las Aventuras de los Cinco y Los Gemelos Bobbsey, para finalmente descubrir que en una estantería del comedor estaba toda la colección de Emilio Salgari, que leí en varias ocasiones.
Después, descubrí la colección de libros de mi padre sobre la Segunda Guerra Mundial, novelas, ensayos, García Márquez, Truman Capote, Doyle, George Orwell, Humberto Eco etc. Ahora esa colección está en mi despacho.
Cuando tenía doce años quería ser…
Jugador de la NBA. Llevo jugando al baloncesto desde niño, y por estas cosas de la vida, crecí todo lo que tenía que crecer antes de los trece años. Mido 1,87cm. Así que empecé con el baloncesto y todavía sigo jugando a mis 39. Mi hermano y yo nos levantábamos los viernes de madrugada cuando los partidos de la NBA eran en abierto y a las tantas. Después regresábamos a la cama a dormir hasta la hora del partido que nos tocaba jugar a nosotros.
Hoy soy…
Fundamentalmente padre y esposo. Es lo mejor que me ha pasado en la vida. Conocer a una mujer maravillosa y tener a Anna, que ahora tiene casi 8 años. Después tengo la suerte de dirigir una editorial y una empresa de producción de libros. Porque no soy editor. Soy más bien el gestor que intenta coordinar todas las áreas de la editorial. Además de eso, gracias a lo que hago he podido conocer lugares increíbles y conocer a personas maravillosas.
Cuando me toca contarle a un extraño en una boda por qué me gusta leer o ando entre libros le digo que…
No soy la persona que decide lo que se publica en mi editorial.  Coincido plenamente con la experiencia de ‘Javier Fórcola’. En todas las mesas en las que me he sentado en una boda hay un escritor, o el amigo del escritor, o su primo, o qué sé yo.
Cuando hablamos de libros y de trabajo, lo que a la mayoría de gente le encanta, es que “viajas mucho”. Entonces toca aclarar que sí, que viajas, lo que no quiere decir que visites, que la mayoría de las veces te toca ir del aeropuerto al hotel, de allí a la feria y a casa (aunque intento que no sea así siempre).
Al hablar de libros, da pena ver cómo, si sales de los cuatro autores de best seller que aparecen entrevistados en El Hormiguero, la mayoría de las personas no conoce nada más. Aunque también la vida te da sorpresas agradables, y de vez en cuando te sientan junto a un lector más que interesante. Entonces es mi mujer la que se mosquea porque no salgo a bailar.
Sin embargo, en realidad mi día a día es más bien así:…
Cuando no estoy de viaje me levanto a las 7:00, desayuno en casa con mi mujer. Ella es la que abre la editorial (¿ya os había dicho que trabajamos juntos?, montamos esta aventura juntos). Después levanto a nuestra hija y la llevo a la escuela.
Llego a la oficina a las 9:15, atiendo a la responsable de administración y la directora de producción, y tomo el segundo café leyendo el periódico y echando un vistazo a los blogs que sigo.
Después me lío con los correos, pedidos y presupuestos hasta las 12:30 que voy a por mi hija a la escuela. Tenemos un pacto y es que los días que no viajo (paso una media de 90 días al año en América, un viaje mensual de unos 10 días excepto los meses de vacaciones) comemos juntos. Así que vamos a casa, cocinamos y comemos juntos. La llevo a la escuela a las 15:30 y regreso a la editorial. Entonces leo y escribo. Doy clases en un par de universidades y últimamente me toca hablar en público muy a menudo. 
Cuando regreso a casa y  acostamos  a la peque, me conecto con América, mientras vemos alguna serie o una película, hasta media noche que voy a la cama, a leer, si aguanto, y descansar.
Lo más raro que me ha sucedido nunca fue cuando…
Saliendo de las librerías de segunda mano en la calle Tallers en Barcelona, se acercó a mi una señora y me pidió que me fuera con ella, que no me iba a cobrar nada… Me quedé tan pillado que me di la vuelta sin saber qué decir.
Y lo peor…
Cuando con 19 años me detectaron un cáncer en el sistema linfático y me toco pasar dos años en la cama de un hospital luchando por mi vida. Fue una experiencia muy dura para toda la familia, aunque 20 años después no lo veo como algo malo en sí, sino como algo que me cambió la vida y me ayudó a ser quien soy y a entender la vida de una manera distinta, desde la experiencia que te da haber estado a punta de perderla.
Esta experiencia marcó a toda nuestra familia, que desde entonces está, si cabe, más unida, así que si que fue el peor momento, pero las consecuencias no han sido tan malas.
Aún más, si te dedicas a lo mío la gente no dejará de tocarte los huevos con…
La verdad es que paso bastante de la gente que viene en ese plan, y haberlos los hay, pero soy feliz con lo que hago, sé que me esfuerzo cada día para ser mejor persona, mejor en mi trabajo, y mejor en mi familia, así que cuando aparecen dejo que lleguen y se vayan de la misma manera, sin hacerles caso ni prestarles atención, no merece la pena.
Me molestan especialmente las personas que llevan hasta el límite su espíritu crítico y cruzan la línea, convirtiéndose en arrogantes maleducados, y de esos me he encontrado unos cuantos en este mundillo. Intento vivir mi vida y ser feliz.
Aprendí, gracias a uno de nuestros autores precisamente, que el que viene en ese plan tiene una vida demasiado triste y vacía y necesita llenarla tocando las narices al prójimo.
He perdido el entusiasmo por lo que hago cuando…
Si hubiera perdido el entusiasmo habría cerrado y me habría marchado. No obstante creo que la parte más complicada está relacionada con la cuenta de resultados. Quieras o no, las cuentas tienen que salir, si no salen no puedes mantener tu estructura, y nuestra estructura son personas a las que queremos y apreciamos, y luchamos juntos por sacar adelante este proyecto que nos da de comer y paga las facturas.
Cuando llega el día 30 de cada mes si no llega para todo viene el bajón, pero a los 10 minútos ya estamos pensando cómo vamos a ir adelante, y montando nuevas estrategias.
Sin embargo, lo mejor de mi trabajo, sin duda, es…
La buena gente que se ha cruzado en mi camino. Hay mucho patán que se alegra de las desgracias ajenas, sin embargo la mayoría de las personas que se han cruzado en mi camino son personas geniales que me han ayudado a ser mejor profesional.
Y desde luego cuando recibes en Twitter o Facebook, o en el mail, la respuesta de un lector a uno de los libros que has publicado, y te das cuenta que haces feliz a la gente con tu trabajo, que aportas algo  especial que perdurará en el tiempo, ya das por buenos los dolores de cabeza y los malos ratos.
Lo mejor, sin duda, es lo que aportas a los demás con tu trabajo, y lo que los demás te aportan a ti, lo mejor las personas.
El mejor día que recuerdo en el trabajo fue cuando…
Nos llegó un mail del gobierno de México explicando que alguien había venido a España de vacaciones, había comprado unos libros nuestros, se había quedado impresionado y nos querían allí, como editorial y a nuestros autores para el “Primer congreso internacional de apoyo y desarrollo de la familia” (menudo nombre largo). Eso nos abrió las puertas de México hace más de siete años, y desde entonces voy a México (y LatAm) cada dos meses a trabajar, y allí he encontrado a algunos de mis mejores amigos.
Cuando quiero tomarme un descanso me dedico a…
Pasear, viajar y leer, y si es posible todo unido mejor.
Un buen partido de baloncesto también regenera mis neuronas, igual que una ruta con mi bici en la montaña. Y si es temporada, ver al Barça, en el campo o en la tele.
Así es como veo el futuro de mi profesión…
Magnifico. Creo que estamos en un momento apasionante. Como todos los momentos en los que hay cambios, hay cierta incertidumbre, lo que no es necesariamente malo. La era digital nos ayuda a ver que el mundo no se acaba allí donde mi distribuidor entrega una caja de libros. Ya no hay fronteras y la tecnología nos ayuda a llegar donde jamás podríamos haber llegado las editoriales más pequeñas.
Los libros son tan necesarios como el aire que respiramos. Por lo tanto aquellos que hacemos libros somos muy necesarios. Sin embargo tenemos que entender qué está pasando en el mundo, cómo está cambiando nuestro público, cómo los lectores se transforman, o no lo hacen, dependiendo de nuestro proyecto. Me encanta decir que necesitamos estar en la piel del lector, escucharlo, conocerlo, conversar con él, tener una comunicación que antes estaba restringida a los libreros. Hoy tenemos herramientas que nos ayudan a conocer a nuestro público, y nuestro público nos quiere conocer.
Si entendemos todo esto veremos que hay un futuro apasionante por delante, con lectores a los que antes no llegábamos y a los que estamos descubriendo.
Eso sí, si un día logro jubilarme querré pasar el tiempo que me queda…
Viajando y leyendo, no creo que escribiendo, pero nunca se sabe.
El último libro que he leído ha sido………….
Holocausto Manhattan de Bruno Nievas.
Y lo conseguí en……….
ITunes el eBook, y en la librería Adserà de Valls el impreso.
Y el primero que recuerdo que leí fue………
Tom Sawyer de Marc Twain, regalo de mi padre. Después leí su biblioteca y conseguí que cada dos pedidos al Círculo de Lectores, uno fuera para mí.
En mi mesilla tengo ahora para leer………….
Pensar rápido, pensar despacio de Daniel Kahneman, El Quinto Mundo de Javier Sierra y Apocalipsis Z de Manel Loureiro en digital, y en papel “Ética protestante y el espíritu del capitalismo” de Max Webber.
Me gustaría añadir que……………
Hoy mismo, mientras respondía estas preguntas, mi hija Anna me ha preguntado: “Papá ¿Tú qué quieres ser de mayor?”. Después de unos segundos en silencio, porque me ha hecho pensar en ello, le he dicho, cariño, yo ya soy muy feliz con lo que hago. Su respuesta: “pues qué suerte”. Pues sí. Soy feliz entre los libros. Los que publico yo y los que no. Y si consigo que una persona sea un poco más feliz con uno de nuestros libros, ya he ganado lo más importante. Hacer de este mundo un lugar mejor y hacer a las personas más felices.
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