Mientras los años de vacas gordas duraron, todos, editores, distribuidores y libreros, viajaron contentos bajo el mantra de más lectura más compra de libros, o viceversa, que les servía como argumento autojustificativo ante las distintas instituciones y administraciones culturales de este paisito para conseguir ayudas públicas y demás.
Llegó la crisis, como la plaga bíblica, después de los años de bonanza, y todo empezó a desmoronarse. Camino lleva este proceso de generar situación de derribo en el sector como siga por la senda lastimera y poco solidaria.
Octubre suele ser mes de datos en el sector del libro ya que es cuando se hacen públicas las cifras de comercio interior; las que hemos conocido en estos días sitúan al sector del libro en el 2012 a niveles del 2001 ó 2002 en lo que a facturación se refiere.
Y así, mientras ellos venden menos, los lectores, en ese mismo período de tiempo, parecen aumentar. Si en el
2001 se hablaba de un 54% de población lectora de libros, en el
2012 la cifra sube hasta un 63%.