Texto aparecido en el número 19 de la revista Fuera de margen, dedicado al libro como objeto.
Anne Herbauts es una de mis autoras de literatura infantil favoritas (aquí les dejé un sorbito de uno de sus libros).
La traducción es de Mercedes Corral.
“Hay una piedra en mi lectura”
Pequeño tratado mineral y geológico sobre lo que podría ser un libro…
(texto de Anne Herbauts)
Piedra, papel, tijera
El libro es una piedra. Pesado, inmóvil. Imperecedero (o casi). Casi intemporal. El libro es tiempo de lectura. Y la roca, lectura del tiempo.
El libro se compone de estratos (geologías) a diferentes niveles: en el corte, en el hilo de la lectura, en los relieves de la narración. Permanece inerte si no se abre. Sin embargo, cuando se da la vuelta a un guijarro, se descubren múltiples vidas ocultas, huellas, huecos, caparazones, nidos y gusanos. El libro oculta varias dimensiones. La segunda dimensión se encuentra en la hoja de papel (que, si rizamos el rizo, ya es una materia-volumen en sí misma), impresa, plana. Después, las hojas se agrupan en cuadernillos, donde encontramos la tercera dimensión, el volumen. Pero la verdadera dimensión del libro, donde el objeto de papel se convierte realmente en un libro, es la dimensión tiempo (cuarta dimensión), cuando el libro es manipulado, abierto, recorrido: es el desarrollo del libro, el tiempo de lectura.
Piedra
El libro no tiene una forma especial (un simple paralelepípedo rectangular), la piedra tampoco. El libro solo se convierte en especial cuando se lo escoge, cuando se lee. El guijarro se vuelve único y precioso solo cuando lo recogemos. (Los guijarros en los bolsillos – ¿por qué diablos he recogido esta piedra sin nombre?).
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