Encuentros como el que posibilita esta Feria del Libro Independiente* son algo más que necesarios: imprescindibles. Especialmente en tiempos de crisis, de una crisis que por sus características y por la orientación política de quienes la gestionan se está cebando, sobre todo, en sus víctimas. En los estudiantes de pocos recursos. En los asalariados públicos y privados. En las personas dependientes. En los pensionistas y jubilados. En los jóvenes que buscan su primer empleo. Y, cómo no, en el mundo de la cultura en sentido amplio, víctima del IVA cultural y del recorte de fondos públicos; en el mundo del libro, asediado por una realidad doble: la reducción del poder adquisitivo de las clasesmedias y de los trabajadores, y el proceso de mutación de su industria generado por el universo digital.