Me llamo Maria Cardona.
Y en el sector del libro o como mera lectora se me conoce como Maria Cardona o mmcardona.
Me gusta leer porque no he hecho otra cosa desde que tengo uso de razón.
Cuando tenía doce años quería ser escritora.
Hoy soy algo indefinible, apasionada por los libros y la cocina, el mundo digital y en cómo hacer llegar los libros a más lectores.
Cuando me toca contarle a un extraño en una boda por qué me gusta leer o ando entre libros le digo que si fuera lector no tendría que explicárselo.
Sin embargo, en realidad mi día a día es más bien así: café, emails, redes sociales, más café, blog, web, redes sociales, plataformas de lectura, metadatos, presentaciones… llegar a casa, cocinar una buena cena y lectura en el sofá.
Lo más raro que me ha sucedido nunca fue cuando tuve que encontrar el portátil de un conocido escritor que se había olvidado en un taxi.
Y lo peor cuando ser joven y ser mujer es más importante que hacer bien tu trabajo.
Aún más, si te dedicas a lo mío la gente no dejará de tocarte las narices con querer enviarte sus manuscritos.
He perdido el entusiasmo por lo que hago cuando hay demasiado miedo o se ponen palos a las ruedas en vez de dejar que las buenas ideas y proyectos salgan adelante.
Sin embargo, lo mejor de mi trabajo, sin duda, es (aunque suene a tópico) la gente que he ido conociendo por este camino.
El mejor día que recuerdo en el trabajo fue cuando decidí montar mmcardonay ¡salió adelante!
Cuando quiero tomarme un descanso me dedico a hacer galletas, un pastel o algún bizcocho.
Así es como veo el futuro de mi profesión: no más complicado que ahora, más profesionalizado.
Eso sí, si un día logro jubilarme querré pasar el tiempo que me queda en una casa de campo en Menorca, cerca del mar, con una gran biblioteca.
El último libro que he leído ha sido (sin contar los de trabajo) Americanah, de Chimamanda Ngozi Adichie.
Y lo conseguí en la estupenda librería Foyles, Londres.
Y el primero que recuerdo que leí fue ¿Babar? ¿Teo? Se lo tendría que preguntar a mi madre.
Me gustaría añadir que es un placer trabajar entre libros, ¡tanto en papel como electrónicos!