Me llamo… Francisco Javier Goyanes Martínez Feijóo Lozano.
Y en el sector del libro o como mero lector se me conoce como……..Paco “Cálamo”, más simple y menos glamoroso.
Me gusta leer porque……….me gusta vivir.
Cuando tenía doce años quería ser…lo típico: delantero de la selección española (de fútbol, claro) y Sandokán.
Hoy soy…librero y singular “gestor cultural” a tiempo parcial.
Cuando me toca contarle a un extraño en una boda por qué me gusta leer o ando entre libros le digo que…casi no me invitan a bodas y todavía menos a bautizos y comuniones – afortunadamente, mi anticlericalismo militante no me lo permite-. Si el estado etílico del extraño le lleva a preguntar semejante disparate, respondo-si mi estado etílico me lo permite- que ser librero es una profesión muy bonita, muy rentable y que me permite conocer gente muy interesante…y, si estoy ya lanzado, añado que nada estresante y que deja mucho tiempo libre.
Sin embargo, en realidad mí día a día es más bien así:…me levanto muy pronto para trabajar en mi librería y me acuesto muy tarde por trabajar en mi librería. Estoy horas hablando por teléfono y contestando mensajes electrónicos, atiendo al público abandonando momentáneamente teléfono y ordenador, subo y bajo escaleras sin parar, levanto pesos como el Sandokán que desee ser, busco libros, vendo todos los que puedo, estoy todo el tiempo pensando locuras y actividades de esas que llaman de “fomento de la lectura” ¿?, etc. En mis ratos ociosos cocino, intento educar a mis hijas, atender a mis amigos y salir de paseo con mi compañera. Leo también y veo cine.
Y lo peor… cumplir 30 años pensando y diciendo que tanta novedad es una barbaridad: en esto sí aburro.
Aún más, si te dedicas a lo mío la gente no dejará de tocarte las narices con…expresiones del tipo “¡Qué gozada estar rodeado de libros y tener tanto tiempo para leer”!
He perdido el entusiasmo por lo que hago cuando…el trabajo se hace repetitivo y tedioso, que es muchas veces. Lo combato viajando, cambiando de aires, organizando eventos y pegando gritos cuando estoy a solas.
Sin embargo, lo mejor de mi trabajo, sin duda, es…atender a los clientes simpáticos y con ganas de comprar libros. Y si no compran da igual, se pasa un buen rato.
El mejor día que recuerdo en el trabajo fue cuando…abrí la librería…era tan joven y tan ingenuo…
Cuando quiero tomarme un descanso me dedico a…irme al pueblo, abrir buenas botellas de vino y organizar fiestas con mis amigos.
Así es como veo el futuro de mi profesión…delicado…se abren apuestas…Las librerías y los libreros existirán, claro, pero habrá menos de los dos. Si el mercado se contrae por la crisis y el avance de lo digital, lo lógico y normal es que existan menos puntos de venta. El librero y la librería están unidos al papel. Hablar de que los libreros vendan digital como parte fundamental de su negocio es un chiste y de los malos. Alguno habrá, claro, pero la esencia del comercio digital es la inmediatez y la ausencia de traslado espacial: el ordenador o la tableta y desde tu casa o puesto de trabajo. No soy anti-digital, serlo es de memos o cegatos. Pero estamos ante un nuevo modelo de negocio que rompe la cadena tradicional autor-editor-distribuidor-librero. Y un nuevo modelo de negocio es eso, nuevo. Discutir si es o será bueno para el progreso de la humanidad es bizantino. Nos puede gustar más o menos, pero no es cuestión de gustos. En mi caso, ya que no sé hacer otra cosa y no tengo una posición económica desahogada, me gustaría jubilarme de librero…pero si no puede ser habrá que pensar en reinventarse ¿futbolista? ¿Sandokán?
Eso sí, si un día logro jubilarme querré pasar el tiempo que me queda…rodeado de la gente que amo.
Y lo conseguí en…un tiempo prudencial.
Y el primero que recuerdo que leí fue…no me acuerdo. Pero me empapé a su debido tiempo todo de Verne y Enid Blyton.
Me gustaría añadir que…¡Viva la vida y abajo el gobierno!.