No existe ninguna duda de que Adolfo Castañón (Ciudad de México, 1952) es uno de los protagonistas del
universo del libro en México. Y aunque a él, como a Borges, le complace identificarse como lector, su infatigable búsqueda lo ha conducido por todas las sendas del quehacer editorial. Así, a la manera del Proteo homérico, Castañón ha sido sucesivamente redactor y traductor, ensayista y antólogo, poeta y crítico literario, cuentista y divulgador cultural.
Es muy probable que el vínculo de Castañón con el trabajo editorial tenga sus orígenes en el entusiasmo con el que ha participado en las más importantes publicaciones de México. Desde su propia revista, la ya mítica Cave canem, hasta Nexos, Plural, Vuelta, la Revista de la Universidad de México, Letras Libres o Paréntesis, sin dejar de lado la Gaceta del FCE e incluso las páginas del periódico Reforma, donde podía asaltar al lector distraído una “Lluvia de letras” a la vuelta de una página en la sección cultural.
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