Ricardo J. Sánchez Cano. Un estado de ánimo | Trama Editorial

Ricardo J. Sánchez Cano. Un estado de ánimo

Richar


Me llamo 

RICARDO J. SÁNCHEZ CANO.
Todos los nombres tienen una historia, la mía es la siguiente. Ricardo es en honor a mi padrino. Un hombre respetado por su fortaleza, personalidad y carácter. Era Herrero y murió joven. Jesús era mi abuelo paterno. Socialista y republicano. No lo conocí. Vivo de sus mítos y relatos. Cuentos e historias que me repite mi madre. Trabajó en un hospital en el Madrid rojo, era ATS, o auxiliar. Acusado de ocupar un puesto de trabajo que no le correspondía por su afiliación política. Repitió el examen de entrada una segunda vez para callar envidias. El orgullo le costó la cárcel cuando Madrid cayó. Mis dos  nombres me han marcado, por eso no los oculto.
Y en el sector del libro o como mero lector se me conoce como……..
Como Richard, gracias a una amiga de mi madre, emigrante como yo. Nacido en Béjar, Salamanca, que al venir a Irún, en la frontera me “afrancesó”. Tengo que confesar que por mi profesión de psicólogo y asesor, por mis 52 años, cada vez tengo más cara de Ricardo.  Hace poco una alumna de nuestra formación de Supervisión y Coaching Sistémico, se me acercó y me dijo en privado. He descubierto lo que significa tu nombre. Y te pega. Guardó silencio y le dije ¿qué? Es de origen germánico y significa líder. Me gustó.
Me gusta leer porque………..
Porque es un reto, una conquista de paz interior. A pesar de ser un estudiante de letras, he sido un lector pésimo. En mi formación he leído poco y lo justo. Con los años, ha sido una conquista personal encontrar sentido a textos que me pesaban como losas. 
Tengo esa sensación todavía y siento que estoy perdiendo cierto equilibrio. Aunque mis lecturas durante años han sido fundamentalmente  temas profesionales, me gusta cada vez más convivir con más de un libro. Siempre una novela, uno de trabajo y, si puedo, una Biografía. 
Cuando tenía doce años quería ser…
No sé muy bien lo que quería a los doce, pienso que era complicado. No fue una buena época. Justo entonces hubo un cambio de centro escolar que fue a mejor. Pero venía del infierno. Podría hacer una novela. Por el momento… prefiero olvidar,  hay mucha rabia. Sí que recuerdo que a mi madre le decía, siendo niño, que sería relojero para trabajar siempre en casa junto a ella. Promesas incumplidas que seguramente fueron funcionales en una época. 
Hoy soy…
Psicólogo, asesor para el desarrollo organizacional, supervisor, Coach,  Formador y facilitador de procesos de cambio en equipos, organizaciones y entidades. Todo esto ha llegado tras un proceso de transformación personal… Bueno podría ser que de “relojero” haya pasado a ser una especie de perturbador o irritador de sistemas, un despertador un poco especial. De esos que compras para que te  digan algunas cosas que “sabes que sabes” pero que no quieres oír… y necesitas que alguien te las diga de otra forma . Quizás en otro lugar, tal vez en otro momento.
Cuando me toca contarle a un extraño en una boda por qué me gusta leer o ando entre libros le digo que…
Creo que me pongo un poco pesado con lo que me apasiona… Normalmente hablo y hablo y hablo. Si un libro me gusta o pienso que es útil a alguien por su situación, lo compro y se lo regalo. No se lo ofrezco o se lo sugiero… ¡Me pueden mis impulsos!
Realmente me inunda la pasión por todo lo que hago. Y en esta lógica inscribo mis lecturas. Hay personas que cuando les cuento que en un verano me leí toda la obra de Murakami me miraron raro… Para mí estas cosas funcionan así. Por impulsos de pasión. Murakami ha sido mi herramienta en muchos trabajos, he prescrito muchos de sus libros. Con buen resultado.
Sin embargo, en realidad mi día a día es más bien así:…
 Esta pregunta me gusta. Porque la pasión no es la realidad. Mi realidad es un salto de coche a despacho, de despacho a sesión o local de un cliente, de este al coche, de nuevo al despacho… Da capo! Y dónde esta mi equilibrio y mi paz interor. Mis tiempos de lectura, mis espacios para conectar con mi cuerpo. Cada vez los necesito más. Esta mañana antes de ir a trabajar leía:
“Cuando liberas tu cuerpo para recibir el poder de ser, empiezan a fluir todo tipo de sentimientos: sentimientos antiguos, nuevos, sombríos y luminosos. Estar vivo/a es peligroso, significa sentir, significa sentir cosas que tal vez no deseas sentir, o tener pensamientos que no tendrías nunca. Estar vivo significa tener corazón y expresarlo. ” (G. ROTH en “Mapas para el éxtasis“). Leer y escribir, caminar, pensar. Parar un momento. Rutinas reparadoras.
Lo más raro que me ha sucedido nunca fue cuando  
Creo que soy una persona acostumbrada a cosas “raras”. A los ojos de una supuesta “normalidad” mi vida profesional se mueve en lo “normalmente” anormal. O raro. Es en esta lógica donde tiene sentido gran parte de mi trabajo. Por contra, para que las cosas funcionen bien a ojos de los que nos demandan ayuda  profesional como aseores- y no es un juego de palabras- , nos movemos en otra lógica, intentamos crear una cierta “normalidad ” donde hay una autopercepción de anormalidad o rareza. Esto, de nuevo no es un juego de palabras. 
Por no perder el tono narrativo recuerdo una historia. En una visita a una institución francesa de corte comunista creada por sindicatos y jóvenes trabajadores tras el 68,  me entrevisté con el director y el subdirector. Paso todo el día con ellos y me presentan su modelo y proyectos. En cada imput de información el viejo director no pierde oportunidad para declarar su próxima jubilación y bondades del subdirector. Su sucesor. A la hora de comer me presenta a su mujer. Trabaja con él desde siempre. Allí, es responsable de la intendencia. Viven en la propia institución. Todo es muy familiar. Hay algo que no cuadra con el discurso político. En un momento tengo un lapsus en el café con  relación al subdirector. Digo… “Realmente es todo familiar! Parece que fuera su hijo” .
Parece que he roto el ambiente. Un silencio sepulcral corta el aire de la sala.  El sentencia. “Lo es…” Yo digo. Normal! Con un padre como el tuyo, no se puede trabajar en cualquier lugar. Todos reímos.
Y lo peor
Si lo mejor de la vida es la vida. Lo peor de la vida es no poder vivirla con plenitud. 
He tenido la suerte de no tener enfermedades graves. Pero he perdido algunos amigos desde la juventud por diferentes motivos. 
Es ley de vida… 
Aún más, si te dedicas a lo mío la gente no dejará de tocarte las narices con…
Algunas personas no acaban de entender nuestro trabajo. Nos llaman “vendedores de humo”. Es curioso que en estos momentos, en nuestra sociedad cada vez hay menos cosas tangibles. Me reafirmo desde mis valores y desde una posición muy reaccionaria ante este tipo de argumentos. No cambiamos nada, no cambiamos la realidad, ayudamos a que las personas puedan mirarla de otra forma, con nuevas herramientas, con ilusión. Y  pienso que esto es muy valioso e importante en la época que nos está tocando vivir.
He perdido el entusiasmo por lo que hago cuando…
Me encuentro con profesionales que hacen trabajos en mi sector  confundiendo las “formas con el fondo”. Me explico. En esta vida no se puede hacer nada sin principios, sin valores. Nos arrastran las formas, el último grito tecnológico… En mi trabajo es peligroso. Nos olvidamos de las personas que son el centro en beneficio del ego del facilitador. 
Sin embargo, lo mejor de mi trabajo, sin duda, es…
 La satisfacción de la experiencia, que no se paga con dinero, de recibir agradecimiento y reconocimiento. De percibir que alguien ha encontrado su propio camino en el proceso que has iniciado con él o ella. 
El mejor día que recuerdo en el trabajo fue cuando…
Recibí una llamada de alguien que lo había pasado mal. Una experiencia organizacional, en la que había invertido prácticamente toda su vida profesional le había llevado a dimitir. Tras un proceso profesional y personal muy amargo había ordenado su vida. Quería hacerme participe de cómo estaba y agradecerme el trabajo hecho juntos. La llamada me ruborizó. Hablamos y comimos juntos. La conversación fue una mirada hacia adelante con fuerza y energía. Un regalo. 
Cuando quiero tomarme un descanso me dedico a…
Me gusta caminar, leer y dormir. 
Fantaseo con viajes, nuevos lugares… Pero realmente en la esencia esos verbos se pueden conjugar en cualquier lugar.
He de decir que mi principal forma de desconexión es la cocina, pero es una actividad de riesgo. 
No lo hago nada mal. 
Así es como veo el futuro de mi profesión…
Estamos en un momento complicado, soy un romántico, un defensor de una profesión y un modelo de asesoramiento en construcción. En los últimos quince años han ido emergiendo modelos de corte mercantilista.  Muy dependientes de la burbuja económica en la que se ha visto envuelto el país. No es un modelo sostenible. Y ante su la fragilidad, la solución ha sido una inflación de ofertas formativas. De nuevo muy preocupadas por las “formas” pero quizás con poco fondo. La situación es complicada no solo por la escasez de recursos económicos sino por la falta de “modelos cooperativos” y de trabajo complementario. Hecho en falta sinergía y trabajo en red. 
Eso sí, si un día logro jubilarme querré pasar el tiempo que me queda…
¡No lo sé muy bien! Es una pregunta que no puedo responder. Pienso  en mi trabajo y en mi formación como algo que me acompaña permanentemente. Sí sueño con un lugar en el que pueda investigar sobre gastronomía saludable y el placer de vivir. Cada vez más me interesa la conexión cuerpo y mente, no sólo filosóficamente sino desde el punto de vista práctico y vivencial. He invertido mucho en el hemisferio izquierdo, quiero recuperar mi hemisferio derecho.
El último libro que he leído ha sido
Mapas para el éxtasis . Gabrielle ROTH. Enseñanzas de una Chamán urbana . URANO  
Y lo conseguí en…
Me lo regaló una amiga. 
Y el primero que recuerdo que leí fue… 
El libro de la selva. De Rudyar Kipling. En una edición de letras pequeñísimas que conservé en varios traslados y mudanzas de casas y releí varias veces. Hasta que luego lo perdí. Soy aficionado a las librerías de viejo y lo he buscado, pero no encuentro esa edición que me conecta a mi infancia. 
En mi mesilla tengo ahora para leer………….
Varios libros que se apilan y que me cuestan alguna bronca. Cosas domésticas. Puedo citar algunos.
En plena lectura apasionante. “El lector de Julio Verne” de Almudea Grandes.
Buena Crisis” de Jordi Pigen.
Gracias” Daniel Pennac.
El mundo de las palabras” Steven Pinker. 
Me gustaría añadir que……………
Me ha encantado contribuir y colaborar con TEXTURAS. Practico y prodigo la reflexividad, esta entrevista me ha facilitado un ejercicio en esta línea desde mis propios hábitos. Detrás de nuestra vida cotidiana se descubre un mosaico de pequeñas historias. Historias con las que vivo, me ha encanado contar(me)las una vez más. Esta vez en un formato diferente. ¡Gracias!
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