Copyright © 2020 Desing ComparteMedios. Desarrollo 2TeCh. Todos los derechos Reservados.
Proyecto financiado por la Dirección General del Libro, del Cómic y la lectura, Ministerio de Cultura y Deporte
por Jordi Nadal
Me ofreció un 25 % » como a los profesores «, me dijo.
Llegué en poco tiempo a tener más de 1000 volúmenes, en los que seguí leyendo.
Todo aquello me abocaba a aprender cosas que yo ignoraba. Pase a vivir más vidas. Otras vidas. Aprendí de esa gente, de esas situaciones tan diferentes a mi. Entendí cosas. Aprendí a aceptar cosas que aún no entendía del todo. Aprendí a vivir, en cierto modo, un poco más a fondo.
2.Un día, el director de la división de libro universitario de Vicens Vives, le preguntó al gerente de la cooperativa por si conocía a algún estudiante que quisiese ser promotor universitario. Citó mi nombre. Entrevista. Contrato. 1983, empiezo el que era mi deseo: trabajar en el mundo editorial.
En uno de los primeras ferias del Liber, en Barcelona, un señor que hablaba alemán con un amigo se dirigió a mi en castellano, (yo estaba atendiendo en el stand del Vicens Vives). Le contesté en alemán. Se iba y regresó sobre sus pasos. Me dijo:
-Oiga, La Fundación Bertelsmann tiene unas becas para gente que quiere hacer prácticas en editoriales alemanas. ¿Quiere usted postularse?
Le dije que sí, le mandé un CV y el lo remitió a Alemania. Me dieron una beca.
Mi vida profesional se tornó algo serio, muy serio, gracias a ese hombre generoso, la persona más elegante, ponderada, humana y buen profesional que conozco en el mundo del libro: Hermann Nahm, quien era gerente de la que fue mítica librería en Barcelona, la librería Herder.
Ese gran librero de esta ciudad se ha jubilado, pero no en mi corazón. Es, citando a Pla, Un senyor de Barcelona.
3. Estoy cambiando de casa, por motivos que no vienen al caso, pero, en todo caso, no fáciles de gestionar.
Quiero que mi casa acoja a mis amigos que me visitan, y recién me han instalando las estanterías. Coloco en ellas, entre los más de 3000 libros que me cuidaban hasta hace poco, 300 libros selectos.
Los 300 que más me han gustado. Son mis dioses lares. Son las personas, los títulos, los autores que quiero que saluden a los que entran en mi hogar. Están el el pasillo del recibidor: vigilarán la entrada y harán, por tanto, de dioses protectores: dirán quién soy (o quien me gustaría ser) y cuidarán a quienes crucen el umbral:
Francis F. Fitzgerald les dirá cosas tiernas y tristes;
Elias Canetti, verdades como puños centroeuropeos;
Primo Levi les dirá que se puede vivir sin las tablas de la ley mosaica, pero que al menos cada uno llegue a escribir y asumir las suyas, y nos dará una lección de lucidez.
Albert Camus les dirá que nada es más bello que una vida digna, hermosa, luminosa como la luz sobre el mar Mediterráneo.
Ryszard Kapuscinski les enseñará a comprender, a aceptar, a mirar con capacidad de conocimiento, esto es, de amor.
Marguerite Yourcenar les enseñará la actualidad de la belleza.
Miguel Torga la potencia única de la autenticidad.
Pablo Neruda les dirá un secreto: que yo entré en la vida adulta el 24.12.86, el día que terminé de leer Residencia en la Tierra.
Podría decir más, pero es totalmente innecesario.
Mis libros -esos libros que no saben que yo existo, como decía Borges-, me acompañan.
Yo sí sé que existen. Además, me han enseñado cosas que, lamentablemente, no siempre sé aplicar. No soy, creo, mejor gracias a los libros. Pero soy, sin duda, mucho menos peor gracias a ellos.
Sé que tendré momentos de duda. Pero no dudo de ellos. No esperan nada de mí, y me lo dan todo. Están tan desnudos como la propia vida. No están para añadir adjetivos. Son. Son un puente, entre la vida y la muerte. Me ofrecen su vida, su sombra y su cobijo. Me causan dolor, me muestran el precio del amor. Me enseñan a perder y a reir. A reirme de mi. A reirme de la sola idea de ganar.
Me enseñan y callan. Son mi Buda y su Dhammapada. Son mis padres. Son mis hijos. Son mis hermanos. Me hacen daño, me hacen bien. Me hacen. Están hechos de árboles que tenían fibra. Ahora son mi fibra.
Les quiero mucho.
Proyecto financiado por la Dirección General del Libro, del Cómic y la lectura, Ministerio de Cultura y Deporte