Me llamo Tomás González.
Y en el sector del libro o como mero lector se me conoce como Tomás Libros y café, antes Tomás Todolibros (Si mi padre levantara la cabeza no se qué pensaría acerca de perder el apellido).
Me gusta leer porque aprendo de personas mucho más sabias que yo.
Cuando tenía doce años quería ser médico.
Hoy soy aprendiz de librero.
Cuando me toca contarle a un extraño en una boda por qué me gusta leer o ando entre libros le digo que sirve para ligar (es mentira, pero si tienes que explicarle a alguien por qué te gusta leer, merece esa respuesta).
Sin embargo, en realidad mi día a día es más bien así: trabajar duro para que un proyecto en el que creo salga adelante.
Lo más raro que me ha sucedido nunca fue cuando me preguntaron si tenía librillos de papel de fumar. Reaccioné a tiempo y le dije que si me decía la editorial, podía conseguírselo.
Y lo peor… algunos políticos a los que se les llena la boca hablando de las bondades de los emprendedores y a la hora de la verdad no hacen más que poner zancadillas.
Aún más, si te dedicas a lo mío la gente no dejará de tocarte las narices con lo temerario que eres por abrir una librería con la que está cayendo.
He perdido el entusiasmo por lo que hago cuando… Nunca. Puedo tener momentos un poco más bajos, pero el entusiasmo no lo pierdo nunca.
Sin embargo, lo mejor de mi trabajo, sin duda, es… las personas tan excepcionales con las que te relacionas.
El mejor día que recuerdo en el trabajo fue cuando … (cada vez que) un cliente me dice que una lectura que le he recomendado le ha gustado.
Cuando quiero tomarme un descanso me dedico al … dolce far niente.
Así es como veo el futuro de mi profesión… complicado pero posible.
Eso sí, si un día logro jubilarme querré pasar el tiempo que me queda leyendo y cuidando un pequeño huerto.
Y lo conseguí en mi mesa de recomendados.
Y el primero que recuerdo que leí fue… se pierde en la noche de los tiempos.
En mi mesilla tengo ahora para leer Lolito, de Ben Brooks en Blackie books.
OTROS ESTADOS DE ÁNIMO