Bodoni, Giambattista. Prefacio al Manual de tipografía. Trad., Alicia Herrero Ansola. Madrid: Trama, 2017. 69 p. ISBN 978-84-945693-3-3. 16 €.
Giambattista Bodoni era, a finales del siglo XVIII, la figura más destacada del arte tipográfico europeo, por delante incluso de los prestigiosos impresores de la dinastía parisina de los Didot. La belleza y perfección de sus ediciones le habían convertido en una celebridad, y su imprenta era una parada obligada para los selectos viajeros del Grand tour que llegaban a Parma. Con la voluntad de conocer a Bodoni visitaron su establecimiento diferentes soberanos y príncipes europeos, reconocidos literatos, como Madame de Staël, Stendhal o Leandro Fernández de Moratín, así como un buen número de autores que pretendían por todos los medios que sus obras fueran editadas con los famosos tipos bodonianos.
La fama de la imprenta parmesana se debía ciertamente a Bodoni, pero no sólo por su inigualable capacidad para producir las obras más valoradas por bibliófilos, coleccionistas y hombres de letras, sino también por la inmensa variedad de caracteres y de alfabetos diferentes que había grabado. Para muchos, sus innovadores diseños de estilo neoclásico eran el principal mérito del tipógrafo piamontés y, a pesar de las diversas invitaciones que recibió para establecerse con su imprenta en otras ciudades, la mayor parte de las cortes europeas, con pretensiones de conseguir que su tipografía fuera la mejor del continente, se interesaron principalmente en la adquisición de los materiales de la extraordinaria fundición bodoniana. No obstante, Bodoni siempre rechazó las solicitudes que había recibido para ceder de forma total o parcial las matrices de su preciada colección, y no escuchó las propuestas que llegaron a través de los representantes de los gobiernos de Viena, Berlín, Cracovia , Breda, Leipzig, Weimar, Göttingen o Turín. Finalmente sólo accedió a negociar con el gobierno español, con el que había contraído una gran deuda desde que en 1782 fue nombrado Tipógrafo de Cámara de Carlos III.
Fue su mecenas y amigo, el diplomático aragonés José Nicolás de Azara, embajador español en Roma, quien había conseguido que el Conde de Floridablanca autorizara la compra de la riquísima colección de punzones y matrices de Bodoni. Para poder llevar a cabo los trámites necesarios, Azara solicitó en 1783 que el impresor le enviara noticias referidas a los materiales que debían ser motivo de la transacción y que estableciera el coste total de la operación. Finalmente ambos acordaron que el libro que el tipógrafo preparaba con las muestras de sus caracteres fuera el documento a presentar para realizar la propuesta formal. Los propósitos del erudito diplomático chocaron, pero, con la poca diligencia de Bodoni, quien a pesar de su compromiso a acelerar la impresión no consiguió publicar Manuale tipografico hasta principios de 1788.
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Prefacio al Manual de Tipografía.
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