Menonitas de Nueva Durango
Menonitas de Nueva Durango
Los menonitas surgen después de la reforma de Lutero, y su historia es la de una larga huida. Desde Holanda, Suiza y Alemania, pasaron a Rusia, y siglos después a Estados Unidos y Canadá. Finalmente se establecen en México, Belice, Bolivia y Paraguay, viviendo en pequeñas colonias. La de Nueva Durango llegó a Paraguay procedente de México (de ahí el nombre), donde tuvo dificultades para encontrar nuevas tierras. Pero fue en Paraguay donde encontraron todas las facilidades para su asentamiento: tierras que saben trabajar –aunque nunca con maquinaria agrícola–, el compromiso de que sus jóvenes no cumplirán el servicio militar –tienen prohibido el uso de las armas– y, así, llevan años contribuyendo a elevar las riquezas de ese país.
Miguel Bergasa lleva más de cuarenta años dedicándose al fotoperiodismo. En 1988 visitó por primera vez el asentamiento menonita de Nueva Durango, en la zona del Chaco paraguayo (una región alejada de la civilización), la colonia más estricta de las tres que hay en ese país, con una forma de vida ajena a las comodidades del siglo XXI. El fotógrafo navarro registró sus vidas: sin agua, sin luz, sometidos a normas férreas –no hay tabaco ni alcohol, las mujeres visten igual que hace siglos–, y sólo dos reglas educativas que deben cumplir: la lectura de la Biblia en alemán y los números.
Años después –como los auténticos fotoperiodistas que siempre regresan–, Miguel Bergasa repetirá (regresó en 2003, 2011 y 2017) sus viajes a Paraguay para saber qué fue de todo aquello, para comprobar si se habían producido cambios en su estilo de vida. En el último que hizo, en 2017, se empeñó en capturar con su objetivo el alma y las razones ocultas de esta comunidad errante, que no siente ninguna curiosidad por el mundo exterior, y cuya vida empieza y acaba en ellos mismos.