El cerdo de pie
El cerdo de pie
Don Celidonio, tendero de Castilla, grasiento y codicioso, que llega a ser Alcalde de la villa, es un auténtico «filisteo». Vicente Risco relata su doble naturaleza, que como en el caso del licántropo, es un cruce de dos especies: ser humano y cerdo en vez de lobo. Todo ello en clave satírica y contrapuesta a la del «hombre de espíritu», personalizado en el doctor Alveiros, descendiente de la más rancia hidalguía gallega. Pero ni uno ni otro saben escapar a los males de la época y caen, una y otra vez en los pecados de la modernidad materialista.
Este retrato de la vida urbana de la Galicia de la época responde a aquella afirmación de Risco de que «Galicia está más llena de sorpresas que Montparnasse». En clave nacionalista, se señalan claramente los males que aquejaban al organismo nacional: dependencia de Madrid, seguidismo cultural…
Pero El cerdo de pie no es una obra localista: por ella transitan todos los ismos políticos, artísticos y filosóficos que marcaron toda una época de la vida europea. Y en ese panorama intelectual, el autor no deja títere con cabeza.