Enrique Pascual Pons. Un estado de ánimo | Trama Editorial

Enrique Pascual Pons. Un estado de ánimo

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Me llamo…Enrique Pascual

 

 
Y en el sector del libro o como mero lector se me conoce como…Quique
 
Me gusta leer porque…Nunca me lo he planteado. Leo desde que soy un crío. En mi casa no se hablaba de otra cosa y si querías seguir las conversaciones tenías que leer. Es un hábito tan arraigado en mí que no me planteo un día sin poder leer, llevo siempre un libro encima, aunque vaya a hacer la compra. De hecho recuerdo que mi único arresto en el servicio militar fue cuando me pillaron leyendo La insoportable levedad del ser después de limpiar las letrinas del batallón.
 
Cuando tenía doce años quería ser…Abogado. Siempre he sido muy picapleitos. De hecho estudié Derecho y me encantó. Es una espinita que tengo clavada.
 
Hoy soy…El nieto de Marcial Pons, el hijo de Carlos Pascual y el sobrino de Juan José Pons. Yo tenía el listón muy alto como para ser alguien.
 
Cuando me toca contarle a un extraño en una boda por qué me gusta leer o ando entre libros le digo que…Nací en una librería. Mi madre debió romper aguas en la librería de Valle Suchil. Es la fuerza del destino.
 
Sin embargo, en realidad mi día a día es más bien así:…Soy un enamorado de mi oficio; me quejo poco. Soy como un exfumador en un estanco. Estoy rodeado de libros que quiero leer y que no tengo tiempo para hacerlo. Y cada día llegan más. Es muy frustrante.
 
Lo más raro que me ha sucedido nunca fue cuando…Tengo muchas anécdotas, pero quizás lo más destacable fue cuando se rodó un capítulo de “Cuéntame cómo pasó” en la librería. El capítulo relataba un mitin semiclandestino de Ramón Tamames en la librería en los años 60 que terminaba siendo reventado por los falangistas. Los extras chavales muy jóvenes que no sabían lo que había sido Falange, tenían que entrar en la librería insultando a los rojos y rompiéndolo todo. En un momento de euforia uno de los chavales en lugar de “¡Viva Franco!” soltó “¡Aúpa Franco!” y tuvieron que cortar dadas las risas del personal con el consiguiente cabreo del director.
 
Y lo peor… El fallecimiento de un compañero nuestro en la montaña escalando y de dos más por enfermedad.
 
Aún más, si te dedicas a lo mío la gente no dejará de tocarte las narices con…Que es idílico trabajar en la librería, que aquí lo único que hacemos es leer y escuchar buena música. Los libros florecen en las estanterías, no hay que pedirlos, marcarlos, catalogarlos, trasportarlos, colocarlos, venderlos, devolverlos (en algunos casos), reponerlos,…
 
He perdido el entusiasmo por lo que hago cuando…He trabajado a nivel gremial y he encontrado tanta cerrazón y estrechez de miras.
 
Sin embargo, lo mejor de mi trabajo, sin duda, es…El reto que supone todos los días vender libros. Ningún día es igual. No hay monotonía en lo que hacemos.
 
El mejor día que recuerdo en el trabajo fue cuando…Don Marcial, con 93 años entró en la nueva librería que sustituía a la que él fundó y me dijo “Curri (me llamaba así) esto está pero que muy bien”
 
Cuando quiero tomarme un descanso me dedico a…Jugar al fútbol con mis hijos en el parque o juntarme con mis colegas los jueves a tocar rock & roll.
 
Así es como veo el futuro de mi profesión…Pues en estos momentos corto pero intenso, como el buen café. Podría durar más si consiguiéramos entre todos los sectores del libro rediseñar un nuevo modelo de relación muy distinto al que tenemos ahora. Pero después de haber intentado dar algún paso en esta dirección desde mis múltiples puestos de representación gremial, lo veo muy pero que muy difícil. De ahí lo de la cerrazón y la estrechez de miras.
 
Eso sí, si un día logro jubilarme querré pasar el tiempo que me queda…Disfrutando de las cosas sencillas.
 
El último libro que he leído ha sido…Expediente Bagdad, de Eugenio García y Joan Cañete publicado por Siruela. Una buena recomendación de mi amigo Aldo de Antonio Machado
 
Y lo conseguí en…Mi librería. A diferencia de otros libreros a mí no me regalan prácticamente libros. Me los compro casi todos. He llegado incluso a proponer libros a editores que una vez que han salido, no se han molestado ni en enviármelo.
 
Y el primero que recuerdo que leí fue…La tarta voladora de Gianni Rodari.
 
En mi mesilla tengo ahora para leer…… ¿Por qué Marx no habló de Copyright? de David García Arístegui publicado por  Enclave de Libros.
 

 

Me gustaría añadir que…hay que recuperar el verdadero oficio del librero de nuevo. No podemos permitir que otros confeccionen nuestra oferta porque nos sea más cómodo y sencillo. Ser librero requiere proponer todos los días a los lectores una selección a la medida de sus exigencias y eso es algo que sólo lo podemos hacer nosotros.

 


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