¿Qué historia de la edición estaría faltando y por qué? La edición es, como pocas, una institución sobredeterminada, para decirlo con las viejas palabras del marxismo estructuralista a lo Althusser, es decir, una institución condicionada simultáneamente por varios factores. Una institución de cruce: primero, pertenece a la industria cultural, con todo lo que se juega en ese oxímoron, en esa tensión entre industria y cultura: de un lado la economía, la producción en serie, la distribución, el stock, la tecnología… del otro lado, la singularidad de cada libro, de cada autor, la dimensión artesanal de la edición. Pero también y sobre todo la edición es una institución de cruces, porque ella, como un prisma, permite ver el estado de la cultura y de la literatura en un momento dado.
Es decir, permite preguntarnos acerca de qué libros se publicaron en que época y en qué contexto, y también qué libros no se publicaron en esa época y en ese contexto. Y también qué circulación tuvieron esos libros, qué debate generaron, qué tomas de posiciones existieron detrás de esos libros. Las editoriales, entonces, pueden ser pensadas como la caja de resonancia de esos debates. O a veces como las impulsoras de esos debates, e incluso, en casos extremos, pero no por eso menos ciertos ni menos interesantes –al contrario, tal vez sean los más interesantes– las editoriales pueden ser pensadas como la vanguardia de esos debates. Tal vez podríamos decir que así como hubo (¿o hay?) autores de vanguardia, hubo (¿o hay?) editoriales de vanguardia.
Seguir leyendo en Perfil.
Si quieres estar al día de las actividades, colecciones, propuestas, cursos, información destacada semanalmente del sector del libro y la cultura, DATE DE ALTA en el Boletín semanal de Trama Editorial.¡NO TE ARREPENTIRÁS!
Si únicamente quieres recibir información de nuestras novedades. Lo puedes hacer aquí: acceder.