Me llamo…Pilar Rubio Remiro. ¡Qué lata! Lo del segundo apellido tuve que añadirlo hace unos años porque hay otra más famosa que yo. Qué le vamos a hacer.
Y en el sector del libro o como mero lector se me conoce como…La que no deja de escarbar entre libros y a fuerza de leerlos, escribir sobre ellos, venderlos y ahora editarlos, ya no concibe un mundo sin ellos.
Me gusta leer porque… Hay muchos, pero que muchos mundos, y la única manera de llegar a ellos es a través de los libros. No se me ocurre mejor manera de vivir más vidas.
Cuando tenía doce años quería ser… La que ganase el Concurso de Redacción de Coca Cola, que en ese momento me parecía LO MÁS…
Hoy soy… La madre de la criatura en La Línea del Horizonte Factory, un invento hecho a mi medida para seguir haciendo lo que más me gusta: hablar de libros y hacerlos, sobre todo los que hablan del viaje y sus culturas. Intento dar brillo, apoyar y divulgar la buena narrativa de viajes y convocar en nuestro horizonte a los que viajan con una mirada crítica y sensible allá donde vayan y además les gusta contarlo.
Cuando me toca contarle a un extraño en una boda por qué me gusta leer o ando entre libros le digo que… ¡Es un amor fou! Ocurrió en algún lejano rincón del pasado y hoy, simplemente, te das cuenta de que los libros te han fagocitado sin remedio. Sálvese quien pueda.
Sin embargo, en realidad mi día a día es más bien así… El de una mujer orquesta. Toco lo que haga falta. A ver… unas cosas se me dan mejor que otras y hay días que todo desafina pero, la multitarea, en estos tiempos, es una necesidad, que no una patología.
Lo más raro que me ha sucedido nunca fue cuando… Conocí, como librera, a algunos coleccionistas a los que siempre guardaré cariño, pero mi preferido era un amante de los libros sobre islas, libros islados ¿Se imaginan su biblioteca? Un día le nombré mi Robinson preferido y me dijo que guardaba casi treinta versiones en varios formatos e idiomas.
Y lo peor… Asistir al cierre de mi librería. Fue un dolor insoportable, por eso sigo entre libros, aunque de otra manera.
Aún más, si te dedicas a lo mío la gente no dejará de tocarte las narices con… El señuelo de todas aquellas maneras de ganarte la vida con cosas sensatas y seguras. Hay quien no entiende que la seguridad no existe y que pase lo que pase tienes que barrer los escombros y seguir tu viaje.
He perdido el entusiasmo por lo que hago cuando… Francamente, vas en el metro y ves cuánta gente ha cambiado los libros y el periódico por el smarphone…, empiezas a pensar que sólo los libros nos pueden salvar de este estado de anomia intelectual, de ausencia de pensamiento crítico, de muerte de la imaginación, de falta de proyectos y de deseos de cambio.
Sin embargo, lo mejor de mi trabajo, sin duda, es… Cuando consigues transmitir la pasión por la lectura. Hace poco coordiné un Club de Lectura y me pareció apasionante, una experiencia sublime.
El mejor día que recuerdo en el trabajo fue cuando… Llegó a la oficina la caja con mi primer libro editado. ¡Ostras, qué emoción!
Cuando quiero tomarme un descanso me dedico a… Viajar si puedo y si no puedo me voy a caminar por la naturaleza, que como decía el amigo Nietzsche, sólo tienen valor las ideas caminadas (o algo así para ser inexactos).
Así es como veo el futuro de mi profesión… Por hacer. Quiero decir que estamos escribiendo el futuro y parece que aún no toma forma. Todo está mutando: la propia organización social, la lectura y los lectores, los soportes, el mercado, las ideas… Mi bola de cristal está muda, pero reluciente.
Eso sí, si un día logro jubilarme querré pasar el tiempo que me queda… No pienso en la jubilación y la mía no está lejos. Es la palabra, que no me gusta. Simplemente pienso en un futuro con más tiempo para seguir haciendo todo lo que me gusta. Hasta que el cuerpo aguante.
El último libro que he leído ha sido… Releído: Todos los caminos están abiertos de Anne Marie Schwarzenbach, por un tema profesional. Qué buena escritora y qué vida difícil…
Y lo conseguí en… La Feria del Libro. Lo llevaba en mi lista y fui directa a la caseta.
Y el primero que recuerdo que leí fue… No lo recuerdo, pero con el que siempre celebro mi epifanía lectora fue con La montaña mágica de Thomas Mann. Dicen que un buen libro es aquel que crea un silencio alrededor. A mí éste me creó un santuario en el recuerdo de mi adolescencia.
En mi mesilla tengo ahora para leer… Una verdadera montaña. Muchos de ellos tienen que ver con próximos títulos que me gustaría editar y otros porque cubren sensibilidades del momento.
Me gustaría añadir que… Me lo he pasado muy bien respondiendo a este cuestionario. Un placer hablar de libros. ¡Gracias!